Las relaciones de pareja a distancia han cambiado. Anteriormente cuando alguien tenía que trasladarse a otro lugar, principalmente por motivos laborales, la pareja se distanciaba completamente y tenían que confiar en que la relación aguantaría el tiempo que hiciese falta sin comunicarse durante un periodo de tiempo determinado y, por supuesto, sin tener relaciones sexuales (por lo menos, conjuntas).
Tras la aparición de las nuevas tecnologías (internet, móviles, etc.) las relaciones a distancia son más llevaderas. Los problemas por falta de comunicación apenas son perceptibles ya que con las nuevas aplicaciones y redes sociales puedes permanecer conectado con esa persona más fácilmente. Pero, ¿qué pasa con las relaciones sexuales?; para ello las nuevas tecnologías también tienen una solución: el cibersexo.
Entendemos por cibersexo todas aquellas conductas que realizamos, a través de internet, y que implican la búsqueda de gratificación sexual, ya sea de manera individual o con otra persona (Carnes, Delmonico, & Griffin, 2007). Por lo tanto, no estaríamos hablando únicamente de aquellas prácticas que se realizan conjuntamente, sino que también incluiríamos aquellas que se realizan de forma individual con el objetivo de buscar dicha gratificación sexual.
Muchas parejas utilizan diferentes aplicaciones e innovaciones disponibles para mantener relaciones sexuales a distancia vía online. Existen aplicaciones que permiten hacer videollamadas gratuitas mediante cualquier dispositivo que tenga acceso a la red y una cámara, lo que facilita la situación a la hora de tener sexo virtual ya que podemos ver a nuestra pareja en tiempo real. Pero los avances tecnológicos aún van a ir más allá en los próximos meses con una de las innovaciones más sorprendentes en el campo del cibersexo: una colección de ropa interior que se puede conectar a nuestro smartphone mediante una aplicación. Con ella podemos enviar vibraciones a nuestra pareja, que las sentirá en puntos específicos gracias a unos motores vibratorios que están instalados en su ropa interior. Esto son sólo ejemplos de la amplia variedad de formas que existen para practicar cibersexo con nuestra pareja.
El hecho de disponer de todas estas innovaciones para practicar cibersexo no significa que las personas que mantienen una relación a distancia lo utilicen de forma exclusiva con su pareja. Al igual que pasa en el resto de parejas, hay quien hace uso del cibersexo para buscar gratificación sexual con personas desconocidas o de forma individual.Esto nos lleva a un gran interrogante, ¿podríamos considerar estas prácticas como una forma de infidelidad?
Bien pues, en cuanto a este tema hay una gran diversidad de opiniones; hay quien cree que efectivamente se trataría de infidelidad por lo que practicar cibersexo le generaría malestar y quien piensa que es simplemente un juego. Por lo que quizás, y para evitar este malestar, sería recomendable conocer cuál es la opinión de la pareja.
En todo caso, infidelidad o no, en el momento en que el uso del cibersexo se convierte en abuso y llega a la pérdida de control es cuando realmente supone un problema para la persona y puede generar consecuencias negativas como aislamiento, problemas laborales, pérdida del interés en las relaciones sexuales «presenciales», etc. Por ello, y en el caso de que ambos miembros de la pareja estén de acuerdo, el uso del cibersexo (individual, con la pareja o con otras personas) sería una práctica placentera siempre y cuando no suponga un aislamiento socio-sexual.