La tendencia creciente de acceso a Internet y la irrupción de las redes sociales ha cambiado la forma de socializarnos y comunicarnos de manera significativa. Los Na-neo-tecs , según Feixas, “han nacido y crecido bajo los códigos de sentido y las formas de pensar el mundo propios de dicha sociedad tecnológica”. Este espacio en la red ofrece múltiples posibilidades y ventajas, pero también nuevos riesgos que afrontar.
Cada vez está más extendido el hecho de que los jóvenes reciban, envíen o reenvíen mensajes de texto, imágenes o fotografías que presentan un contenido sexual explícito, vía Internet o teléfono. Este nuevo fenómeno, conocido como sexting, tiene una incidencia difícil de establecer por su reciente aparición. Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Ciberseguridad indica que “un 4% de los jóvenes entre 10 y 16 años dice haberse hecho a sí mismos fotos o vídeos en una postura sexy utilizando el teléfono móvil y un 8,1% declara haber recibido en su teléfono móvil fotos o vídeos de chicos o chicas conocidos en una postura sexy”.
Compartir la sexualidad, el deseo o la excitación sexual hacia otra persona es algo ya inventado antes, recordemos la historia del erotismo, y no es malo en sí mismo. No obstante, el entorno online tiene algunas características diferenciales, como la inmediatez, la accesibilidad o el protagonismo, que expone a los jóvenes ante situaciones de riesgo de difícil manejo (por ejemplo, ciberbullying, sextorsión, grooming, geolocalización, etc). Otros factores personales y sociales como la menor conciencia de los riesgos propia de la edad, la falta de cultura de privacidad, el exceso de confianza hacia la otra persona, la presión de grupo o la influencia de un modelo social basado en la exhibición aumentan la vulnerabilidad de los menores en la red y agravan las consecuencias psicológicas de esta práctica.
Parece que hay acuerdo en considerar necesaria una regulación legal sobre los contenidos y la protección de los menores en Internet. Sin embargo, resulta prioritario también fomentar la concienciación sobre la privacidad como herramienta básica de prevención. Pantallasamigas.net sugiere una serie de recomendaciones que conviene que recordemos: 1) Conocer y configurar de manera detallada las opciones de privacidad, 2) Identificar las funciones y los efectos de cada acción, 3) Proteger los datos personales, 4) Proteger personalmente los datos, 5) Mantener una actitud proactiva en la defensa de los datos propios, 6) Evaluar las actitudes y condiciones de privacidad de los contactos. Por otra parte, en “Las Aventuras de Reda y Neto” o en #SextingPositivo encontramos buenos recursos digitales y materiales para la sensibilización temprana. Y, por otra parte, promocionar la educación afectivo-sexual basada en un modelo de autonomía emocional, igualdad, seguridad y responsabilidad.